Displasia de cadera
Cuando la cavidad de la cadera no cubre completamente la articulación de la cadera, esta condición se conoce como displasia de cadera. Normalmente, la articulación de la cadera cubre completamente la bola del fémur. Ahora bien, para que esta pieza se desarrolle correctamente, el casquillo y la bola deben estar correctamente alineados. Si esta afección no se diagnostica y trata a tiempo, puede afectar gravemente a la movilidad del niño en el futuro. También existe un mayor riesgo de desarrollar artrosis de cadera.
Una simple prueba de chasquido de cadera puede diagnosticar esta afección y, como los huesos del bebé aún están en desarrollo, la afección puede repararse sin ninguna intervención quirúrgica. La afección se aborda alineando correctamente las caderas del bebé mediante un corsé llamado cinturón de seguridad de Pavlik.
Pie zambo en herradura
Veamos ahora la siguiente afección ortopédica que puede afectar a los recién nacidos. El pie de herradura es un defecto congénito caracterizado por una curvatura del pie hacia dentro y hacia abajo. La causa de esta afección son los tendones cortos del dorso y la cara medial del pie. Por ello, el pie del bebé se dobla en una posición poco natural. Esta afección puede tratarse de forma no quirúrgica, ya que la flexibilidad de las articulaciones y los huesos del bebé aún se están desarrollando.
El método Ponseti se utiliza para tratar esta afección y consiste en el ablandamiento gradual de los ligamentos, los tendones y la cápsula articular. Después de cada tratamiento, se aplica una escayola en el pie para restablecer la alineación correcta de los huesos y las articulaciones. La reparación de esta afección suele durar unos dos meses, pero puede variar en algunos casos.
Aductor metatarsalLa tercera y última afección ortopédica que se observa con frecuencia en los recién nacidos es el aductor metatarsiano. Se trata de una condición en la que el pie delantero del bebé se gira hacia dentro. Se trata de una deformación del pie muy común en los recién nacidos y también se caracteriza por un pie en forma de judía.
Ahora bien, una de las mejores cosas que debes saber es que esta afección no suele requerir tratamiento, ya que la mayoría de los casos se resuelven por sí solos. Sólo un pequeño porcentaje de niños necesitará tratamiento para la fijación de los aductores metatarsianos.
Ahora bien, otro punto clave a tener en cuenta aquí es que existe un riesgo de displasia de cadera o incluso de artritis prematura si esta condición no se resuelve completamente por sí sola. Es bien sabido que una posición anormal de los pies puede ejercer una presión crónica sobre la articulación de la cadera, por lo que existe el riesgo de displasia de cadera. En los casos graves, puede ser necesaria una intervención quirúrgica en la que se libera la articulación del antepié y se aplica una escayola para colocar el pie correctamente.
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